2. CICLISMO Y LA NIÑEZ

Una mirada simple

1/11/20251 min read

Aprender a montar en bicicleta es uno de los recuerdos más inolvidables de la infancia. La primera vez que un niño se sube a una bici, con un poco de miedo, pero con entusiasmo, comienza una aventura que no solo desarrolla el equilibrio y la coordinación, sino también la confianza y la independencia.

El ciclismo en la niñez es mucho más que dar pedales. Es correr con amigos por calles tranquilas o caminos de tierra, es sentir el viento en la cara y la emoción de ir cada vez más rápido. Es una forma de explorar el mundo a escala infantil, donde cada cuadra se convierte en una expedición y cada caída, en una lección.

Además, andar en bicicleta fomenta hábitos saludables desde temprana edad, alejando a los niños del sedentarismo y acercándolos a la naturaleza. También fortalece los lazos sociales y familiares, pues muchas veces es una actividad compartida entre hermanos, amigos o padres e hijos.

En definitiva, el ciclismo en la niñez es libertad, juego y crecimiento. Es una experiencia que deja huellas no solo en las rodillas, sino también en el corazón.